5 de enero de 2011

Historia: La Tregua de Navidad


Durante la Primera Guerra Mundial (1914-1918), que enfrentó al Imperio Austrohúngaro, al Imperio Alemán y al Imperio Otomano con las potencias aliadas, principalmente el Imperio Británico, Francia y EE.UU, tuvo lugar lo que más tarde se vino a conocer como la "Tregua de Navidad".

El 24 de diciembre de 1914, en tierras belgas, los ejércitos alemanes y británicos estaban inmersos en la batalla de Ypres y 50 metros escasos separaban las trincheras de ambos lados. Tras permanecer durante toda la jornada combatiendo ferozmente, las fuerzas enfrentadas se tomaron un respiro, permaneciendo alerta en los puestos de vigilancia. Algunos informes de intelegencia británicos advirtieron de un posible ataque alemán para esa misma noche, por lo que no bajaron la guardia en ningún momento. Lo que no pudieron preveer dichos informes es el "milagro" que estaba a punto de acontecer...
De pronto, uno de los vigías británicos advirtió la aparición de unas tenues luces en el lado alemán, con lo que dio la voz de alerta para prepararse para el ataque. Sin embargo, nada sucedió. Las luces se multiplicaron, y con la ayuda de binoculares, los ingleses se llenaron de asombro al constatar que se trataba de árboles de Navidad en las trincheras, encargados por los altos mandos alemanes para aliviar la nostalgia que en fechas tan señaladas podía minar la moral de las tropas. Pronto se oyeron con claridad agradables voces en alemán cantando villancicos: "Stille Nacht, heilige nacht..." "Noche de Paz, noche de amor...". Como respuesta, los ingleses replicaron con sus propios cánticos navideños y más adelante un soldado alemán se atrevió a cantar Noche de paz de pie, convirtiéndose en un blanco perfecto y al poco tiempo un grupo de soldados alemanes comenzó a caminar por la Tierra de Nadie con las manos en los bolsillos, desarmados. Nadie les disparó, al contrario, algunos efectivos ingleses los imitaron, encontrándose al poco tiempo en el territorio por el cual antes habían matado y muerto.
Tras un breve intercambio de regalos, los dos bandos acordaron sacar a sus muertos y darles un funeral conjunto reinado por el silencio y el respeto mutuo.
El Alto Mando inglés se enteró y sus representantes montaron en cólera. Posiblemente lo mismo pasó del lado alemán. Semejante falta de disciplina les resultaba intolerable. No es de extrañarse; al menos los ingleses habían gastado enormes esfuerzos de propaganda para hacer parecer a los alemanes como salvajes, calificándolos de "hunos" y desperdigando cuentos sobre atrocidades que no habían cometido (ni nunca cometerían). El verlos como personas normales desbarataba esos esfuerzos.
Al día siguiente continuó el horror en la mayoría de los frentes, pues la Gran Guerra se cobraría otros nueve millones de muertos.

Cruz recordatoria de la tregua de 1914 - Ypres, Bélgica

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