31 de mayo de 2011

Actualidad : ¡Indignaos! (Stéphane Hessel)

El movimiento surgido el pasado 15 de marzo, al parecer de manera espontánea y más tarde escoltado por la plataforma “Democracia Real” tiene su punto de partida en el libro que el Diplomático Stéphane Hessel publicó al final del año pasado.
Inspirado en un discurso que Hessel dio en 2008 para conmemorar la Resistencia Francesa a la invasión nazi, el libro se edita en base a una serie de entrevistas que el autor dio posteriormente a una antigua periodista de Le Monde.
Es innegable la consternación que tiene que sentir alguien, que al igual que muchos de su generación, luchó por los ideales de igualdad y justicia que años más tarde plasmó, como redactor, en la Declaración Universal de los Derechos Humanos, y que ve cómo en el siglo veintiuno existe una actitud de total indiferencia ante el funcionamiento general de la sociedad y el poder ejercido por algunos lobbys. Hessel nació en Berlín en 1917 pero con siete años se trasladó a París con el resto de su familia. Vivió en primera persona el paseo militar del ejército alemán en suelo francés, momento en el que se traslada a Londres para efectuar, al servicio del Gobierno en el exilio formado por Charles de Gaulle, labores de contraespionaje. En un viaje clandestino a Francia fue detenido por la Gestapo e internado en un campo de concentración. Un día antes de la fecha programada para su ejecución por ahorcamiento logró extraer la documentación de un prisionero fallecido, y ejerciendo como fresador pudo conseguir otro destino. Tras la liberación de Francia, Hessel comenzó la carrera diplomática y participó en la redacción de la mencionada Declaración Universal de los Derechos Humanos.
En el libro ¡Indignaos!, Hessel hace hincapié en dos aspectos fundamentales.
Por un lado, invita a los jóvenes a que busquen sus motivos para indignarse, aunque entiende que los que él tuvo a comienzos de los años cuarenta eran muchos más evidentes, refiriéndose a la invasión extranjera de tu propio territorio y el consiguiente efecto unificador que dichos ataques a la soberanía nacional producen. Hoy en día, según el autor los motivos para tal indignación tienen otra naturaleza, aunque son fácilmente identificables, con tan solo echar una mirada por la ventana.
Por otra parte, Hessel aboga por la no violencia como la mejor forma de contrarrestar a las diferentes provocaciones y actitudes belicistas, mencionando a tal efecto el impacto sobre la conciencia general que tuvieron las reivindicaciones de personajes como Luter King o Nelson Mandela.
Pese a su origen judio, Hessel se muestra como un ferviente defensor de la causa Palestina, con un discurso, a mi juicio, cargado de subjetivismo.
Por último, y en lo que al libro se refiere, Hessel hace una declaración de intenciones y un llamamiento general a los jóvenes acerca de los valores que deben gobernar las sociedades futuras:
“Convoquemos una verdadera insurrección pacífica contra los medios de comunicación de masas que no propongan como horizonte para nuestra juventud otras cosas que no sean el consumo en masa, el desprecio hacia los más débiles y hacia la cultura, la amnesia generalizada y la competición excesiva de todos contra todos”.
Los movimientos surgidos en varias ciudades del mundo durante el presente mes de mayo, y apropiándose del título del libro, intentan desvincularse de cualquier movimiento político ya que es la única vía que les permitirá gozando de credibilidad. Pese a ello, muchas de sus reivindicaciones carecen de sentido y sus alusiones a un sistema de representación directa no hacen más que poner de manifiesto las deficiencias en las propuestas planteadas. Si bien es cierto que el sistema de representación proporciona goza de limitaciones significativas (como en el caso de la existencia de un sistema bipartidista), la representación directa, tal y como apunta José Antonio Marina, es inviable en los núcleos urbanos y en los términos en los que se conforman las sociedades de hoy en día. Los intereses individuales se presuponen representados por los dirigentes a los que hemos elegido. ¿Alguien se imagina un sistema en los que todos los ciudadanos pudiesen hacer uso de la palabra en los diferentes foros parlamentarios, en ciudades de cuatro millones de habitantes?
Todos queremos cambios, a todos nos avergüenzan algunas situaciones, y los movimientos surgidos pueden, siempre que se estructuren adecuadamente y no se politicen, promover actitudes desde otros estamentos favorables a las exigencias de la mayoría. Al igual que ocurrió en la transición española, el sistema se cambia desde el sistema.

Música: Arctic Monkeys, nuevo disco a partir del 6 de junio (Suck It and See).

Cuarto disco de la banda de Sheffield. Por el momento, el único concierto en nuestro país será el sábado 16 de julio, en el Festival Internacional de Benicasim.
Aquí dejamos dos de sus nuevos temas, That's Where You're Wrong y Black Treacle